EL ARTE Y ESA OTRA FORMA DE VIVIR
Por Paola Andrea Galano
"Si queremos, podemos experimentar el universo"
Sus dibujos son una herramienta para contar que es posible vivir de otra manera. En esta entrevista, explica sus aprendizajes, habla de la necesidad de que el hombre evolucione de un modo más armónico y se refiere a San Jorge, al dragón, a la magia y al enorme poder de los sueños. Una crítica a la arrogancia de Occidente.
Un aire de niño eterno se cruza con sus rasgos amerindios. Lleva el cabello -negro y lacio- irregular: largo atrás y sostenido apenas por una cola; corto adelante, para que su cara quede despejada. La ropa deportiva que tiene puesta lo hace joven, aunque esa será una impresión errada. Uno entiende, casi al finalizar la charla, que este hombre no tiene edad. De su sabiduría dará cuenta esta entrevista, realizada en Mar del Plata, adonde el dibujante y artista plástico, conocido como “el señor de los dragones”, habló de su obra. Cosa rara esto de hablar para Ciruelo Cabral: él se define como un ser que, sobre todo, sabe escuchar.
Que explique cómo crea sus bestias aladas, sus animales de otros mundos, sus hermosas mujeres guerreras, sus árboles mágicos, sus hombres enmascarados, sus paisajes de un tiempo remoto –las marcas de su poética- es pedirle que hable, inevitablemente, de sus creencias. Ciruelo es dueño de una cosmovisión que forjó por intuición, a fuerza de muchas lecturas y de poner en marcha un proceso de “desoccidentalización”.
De a poco, se sacudió la cultura occidental y cristiana, así como un perro se sacude el agua de su piel, y se encontró con “un universo infinito”, que él percibe de modo similar a como lo entendían los mayas, incas, egipcios, celtas… o cualquier hombre que hubiera nacido en alguna de esas culturas antiguas y evolucionadas.
“Las posibilidades de vida son infinitas –asegura, la serenidad hecha hombre-. Y las posibilidades de poder interactuar con esa vida y de interactuar con el universo son infinitas. No hay límite. El límite lo ponemos nosotros. Si decimos que el límite es este cuerpo durante un período de tiempo equis y lo llamamos "vida", será eso, pero si queremos ampliar esa visión y decir ´yo soy más que este cuerpo, porque puedo experimentar muchísimas otras realidades fuera de mi cuerpo y puedo experimentar todo el universo, no solo el planeta tierra, y puedo experimentar millones de otras formas de vida…´ eso es posible. Y puedo ser eterno. Eso es lo que decían las culturas ancestrales, ése era su conocimiento”.
Argentino, radicado en Barcelona desde sus 23 años –a finales de los ’80-, Ciruelo está convencido de que su arte es una representación de esas ideas. Incluso la figura del dragón es un símbolo de esa magia que él encuentra desparramada en la vida cotidiana, en el sueño como en la vigilia.
“Tendríamos que aprender de los niños, ¿por qué tienen curiosidad, por qué tienen tanta apertura hacia cosas que existen o que no existen, por qué se preocupan tan poco por saber si algo es real o imaginario? Toda esa magia la perdemos cuando la sociedad nos va encerrando en solamente la parte real, en sólo eso que se puede tocar y ver”, reflexiona antes de la charla que brindó en el auditorio de OSDE, donde se encontró con su público fervoroso.
A veces místico, a veces ecologista, siempre reflexivo, su discurso apela a un cambio. De vida, de conciencia.
“Como especie humana nos tendríamos que haber liberado de tener que trabajar diez horas por día para tener que pagar la energía, la casa, el transporte... no deberíamos estar hipotecando nuestra vida para pagar todas estas cosas que son irreales y que no son necesarias”, dice, siempre a contrapelo. Y habla de las posibilidades que ofrece internet, de la circulación de la información por la web y de cómo allí radican los cambios que necesita el planeta. Desde lo energético a lo espiritual.
El poder de los sueños.
—En su libro “Cuaderno de sueños” usted se define como un soñador profesional y obsesivo. ¿En qué medida ese mundo de los sueños tiene peso real en su arte?
—Para mi los sueños son muy importantes, desde siempre. Lo eran para todas las culturas ancestrales no solo en América sino en el resto del mundo, los celtas, las culturas de Oriente. Para ellos los sueños eran una conexión con otra dimensión de uno mismo y servía para poder analizar o poder ver la realidad desde otro punto de vista. Hay una frase que llegó hasta nuestros días, eso de "lo voy a consultar con la almohada", porque la gente sabe que ocurre algo cuando uno se va a dormir y sueña. Al otro día uno se levanta con las ideas más claras. La cuestión es que sí, los sueños son muy importantes. Todos los días a la mañana intento recordar qué es lo que soñé, y son verdaderos viajes. Hubo épocas en donde yo me acostaba con la intención deliberada de viajar y tenía cierto control.
—¿Sobre los sueños?
—Sí, aunque yo conocí gente que tenía muchísimo más control y que hacía cosas como aprender idiomas, música. O sea que lo usaban para hacer cosas más reales que después bajaban. Conozco gente que encuentra a otra gente en los sueños y se junta todas las noches, pero no se conocen físicamente. Y resulta que después de años se conocen, porque uno vive en Puerto Rico y el otro en España, por ejemplo. Hay algo que ocurre en los sueños que escapa a lo que es nuestra vida diurna, a nuestra vigilia, a nuestra conciencia de la razón y que no deberíamos perder en nuestra vida. Tenemos que incluir esa parte que es muy importante, no podemos dejarla de lado.
—¿Le parece que es un campo inexplorado?
-Hay muchas cosas de ese estilo que esta sociedad en la que vivimos cercenó para mantenernos centrados en la realidad material, económica, de producción y consumo, pero yo sé que no es éste el motivo para el que vinimos. La vida para mí no es eso, es mucho más amplia y tiene otras cuestiones. Además hay una palabra que no tenemos en español pero que sí existe en inglés que es "daydream", que quiere decir un sueño diurno, cuando uno está despierto, una ensoñación. Ésa es realmente la fase en la que más trabajo. Me levanto a la mañana y me siento en mi mesa de trabajo y obviamente hago mi viaje hacia adentro para crear, para encontrar, yo estoy todo el día creando y dibujando y escribiendo. Tengo visiones, viajo con la imaginación, muchas veces es como un sueño pero siendo consciente.
—¿Recibió algún entrenamiento para controlar los sueños o es algo innato en usted?
—Es innato. Lo que pasa es que toda mi vida estuve orientado a eso, siempre, desde muy chiquito. Yo siempre hice deporte, hasta hoy no paré nunca. Y el hecho de entrenarme físicamente es tan importante como mantenerme centrado en otros aspectos. Cuando tenia 7 u 8 años se conoció en la televisión la serie Kung Fu y esto vino acompañado por el boom de Bruce Lee, salían unas revistas que se llamaban Bruce Lee y yo me las leía con avidez. Él era una estrella de cine pero no era un actor banal, hablaba de cómo controlar la respiración, cómo meditar, cómo manejar la fuerza, cómo entrenar. Eso me marcó mucho porque era algo natural para mí, era lo que yo quería hacer. Después practiqué judo, karate, jugué al rugby, al fútbol. A través de juegos todas estas cosas fueron parte de mi entrenamiento, todo esto fue mi disciplina y también mi arte. Después leí libros de Lobsang Rampa y Carlos Castaneda. Y para mí no había diferencia entre lo que era la literatura fantástica y lo que era esta otra literatura que hablaba de disciplinas ancestrales, precisamente de culturas que hacía milenios que venían aprendiendo y que decían cómo debía uno ejercitarse para lograr ciertas cosas. En realidad la palabra que yo usaría para resumir todo esto es ARTE. El arte siempre requiere de disciplinas, el arte es trabajar con la creatividad, implica poner lo mejor de uno en una tarea, toda la atención y todo el cariño. Ésa es la manera en la que vivo.
—¿Cuál es la principal enseñanza que le dejó la lectura de esas culturas ancestrales?
—Básicamente que este universo es infinito. Las posibilidades de interactuar con el universo y con toda la vida que hay en él son infinitas. No hay límite, el límite lo ponemos nosotros.
—¿Alguna cultura en especial?
—En general todas, lo que sucede es que muchas no dejaron nada escrito, y tenían un propósito para ello. La transmisión oral ejercitaba otras cualidades, decían "no escribamos nada porque eso detiene el concepto y la idea". Si transmitimos el conocimiento oralmente activamos otra parte de nosotros, por ejemplo: la memoria absoluta. Hay muchas culturas que son culturas orales precisamente por ese motivo. Nosotros, desde nuestra arrogancia occidental decimos que no tenían escritura porque eran primitivos. Todas las culturas, incluso las que parecen ser prehistóricas, saben lo que es la vida, tienen acceso a otras dimensiones y otras realidades que nosotros no podemos ni imaginar. Es lamentable que esta sociedad occidental haya venido de repente hace 300 o 400 años y haya dicho "Bueno, el conocimiento es lo que podemos constatar con nuestros microscopios y si no no existe, y todo lo que existió de acá para atrás es superstición y no existe”. No se aprovechó nada del conocimiento ancestral, y se barrió con todo y se estableció que la ciencia es la que tiene la verdad.
—¿Considera que eso es intencional?
—Sí. Es un plan lo que nos condujo a esto. Mucha gente piensa que es normal levantarse a las 7 de la mañana, salir corriendo a un trabajo que no le gusta, para pagar cosas que no usa o que no le gustan. Creen que esto es lo único que hay porque hay un plan que le hizo creer que es así. Yo nunca me lo creí. El arte es mi vida y es la manera en la que yo entiendo la realidad. Sencillamente dentro de mis placeres está el de poder compartir con la gente este mensaje, la vida debería ser una oportunidad para disfrutar y aprender con creatividad, no vinimos a sufrir. El arte no es solamente actividades como pintura, dibujo, escultura, poesía, música, sino que el arte está en cualquier actividad en la que uno pone todo de sí, todo su amor, su creatividad. El arte, en definitiva, es la manera que tiene uno de dar lo mejor de sí a los demás. La vida que vivimos actualmente es dar lo peor de uno, porque uno está haciendo en general algo que no le gusta. Deberíamos investigar y descubrir cuál es nuestro don personal, cuál es esa cualidad que uno trajo y que lo hace único. Porque cuando uno lo descubre, lo ejercita y lo pone en práctica es cuando ocurre la magia de la vida, uno se expande. Mientras no se descubra eso, la vida es muy chiquita, muy pobre.
—Las escuelas no enseñan a descubrir el don.
—Pocas escuelas, por eso es que uno a veces a cierta edad tiene que ir al psicólogo o empieza a tener conflictos que no sabe resolver y así el psicólogo le pregunta y lo lleva por caminos que la escuela no lo llevó.
DRAGONES, MUJERES GUERRERAS, YIN y YAN
—En su arte se advierte que está presente el bien y el mal. ¿Le parece correcta esta lectura?
—Como los orientales, yo no lo llamo bien y mal, el símbolo con el que ellos representan la dualidad en la que estamos viviendo es el yin y el yan, que son dos fuerzas opuestas que interactúan todo el tiempo, al símbolo tradicional del yin y el yan le falta una dimensión, que es la del movimiento: eso está girando, y significa que a veces lo oscuro está de un lado y a veces del otro. En realidad nada en sí tiene un valor ético, la naturaleza y el universo se mueven de una manera con el que uno tiene que aprender a vivir. Hay que saber lo que a uno le sirve en un momento y lo que no le sirve en otro momento e ir avanzando. A veces me preguntan por qué dibujo dragones, si el dragón es un ser que está considerado malo, satánico. La respuesta es: dibujo un dragón como dibujaría a un león, con una presencia, con una autoridad y con una belleza magníficas. Es bello ver como está dentro del círculo ecológico, aunque cace a una gacela y la mate, o aunque sea peligroso para nosotros. ¿Es el león malo por eso, hay que extinguir a los leones? No, todo depende de cómo interactuemos con él, si me mantengo a la distancia, si me fabrico un telescopio o una cámara lo puedo estudiar y aprender a convivir con él. En la actualidad lo que venimos haciendo es extinguirlos a todos porque nos resultan peligrosos. Nos manejamos con muy ignorancia en la naturaleza y en el universo. No hay nada que sea bueno o malo de por sí, todo depende de cómo uno se relacione con eso.
—¿Cómo llegan los dragones a su vida, a su arte?
—Desde muy chiquito me atrajo mucho el lado fantástico, pero eso le pasa a todos los nenes, les atrae tanto un libro de jirafas como de dinosaurios o hadas y dragones. Tendríamos que aprender de ellos: ¿por qué tienen tanta curiosidad hacia cosas que existen y cosas que no existen, por qué no les preocupa si algo es real o imaginario? Toda esa magia la perdemos cuando la sociedad nos va encerrando sólo en la parte "real". Yo era ese nene que dibujaba todo el tiempo, miraba libros, miraba ciencia ficción en el televisor y todo eso me encantaba. El dragón se me cruzó en 1987 cuando me fui a vivir a Barcelona. Allí entré en contacto con una editorial de literatura fantástica y empecé a hacer ilustraciones de dragones para tapas de libros. En 1989, en Londres, me editaron El Gran libro del Dragón. Así, en los '90 se me conoció como “El señor de los dragones” en Estados Unidos y me empezaron a contratar más por eso. Además, Barcelona es la ciudad del dragón porque su patrono es San Jorge quien venció a un dragón. Éste es el símbolo que estamos viviendo ahora como sociedad occidental y cristiana y que es diferente al símbolo del yin y el yan. Lo de San Jorge es el dragón vencido por el bien, que es San Jorge, un santo de la iglesia católica. Ahí el dragón está demonizado. Éste es uno de los grandes errores. Barcelona tiene esa tradición del dragón desde hace muchos años y curiosamente el dragón se hizo más popular que San Jorge: en todas las fiestas populares de Cataluña la gente se disfraza de dragones. No es casualidad que haya ido a parar a ese lugar.
—¿Por qué dibuja a la mujer siempre en situación de guerrera?
—Del mismo modo que esta sociedad cientificista cristiana en la que vivimos demonizó al dragón y los ritos paganos y todo lo que tiene que ver con la Tierra,como ser vivo, y con sus ciclos ecológicos, también se demonizó a la mujer, empezando por Eva, y por eso no tiene autoridad en la iglesia. El dragón y la mujer son dos figuras menospreciadas en esta sociedad en la que vivimos, quizá por eso en mi arte yo tiendo a devolver la atención sobre ese punto. Cuando pinto la figura del dragón y de la mujer es más fácil de entender esta polarización artificial. Vivimos el tiempo del poder masculino y de la guerra, y esto no debería ser así, tenemos que volver a otro entendimiento para poder seguir evolucionando de una manera armónica.
—¿Vendrá ese momento?
-Indudablemente. Los pueblos originarios sabían que iban a venir 500 años de oscuridad, hay registros, profecías. Tal vez era necesario. Pero ya terminaron esos 500 años y ahora, que dimos la vuelta por la tecnología y la ciencia, todo nos vuelve a conducir al origen. El origen es que esto no existe, o que existe de otra manera. La materia no existe. Si te lo decía un chamán hace 2000 años puede que no lo entendieras. Ahora lo dice la física cuántica: el átomo no existe como materia. Porque creíamos que un neutrón, un protón, un electrón eran materia, pero son energía. Los átomos son elementos energéticos que en cierta frecuencia vibratoria generan algo que es material momentáneamente, pero puede no serlo. Y volvemos al chamanismo o sencillamente a los libros de cuentos de hadas y de dragones y hablamos de la magia, explicamos que un mago desaparece, que un dragón se convierte en un rayo de luz, o que las hadas juegan con una niña. Todo eso también es la realidad y está a nuestra disposición: si queremos podemos experimentar el universo.
EL CAMBIO
Pinta y dibuja en su casa de Barcelona rodeado de su familia. Dice que es familiero, a ellos les pide que orienten los colores que elige para sus dibujos. Es que Ciruelo es daltónico. En general, habla poco, escucha más. Antes escuchaba música, ahora optó por entrar a la web, buscar entrevistas y dejarse llevar por lo que cuentan -sin filtros- esas personas que tienen mucho para decir. De todos los temas: desde cómo construir un motor de energía magnética a experiencias de otra índole.
"Toda la información que se está liberando ahora en internet involucra a todos los órdenes de la vida. El cambio que estamos viviendo en este momento es tan grande que dentro de un año no vamos a reconocer a este planeta", vaticina. Y sigue: "Ahora sabemos que la organización social pasa por internet, pasa por las redes sociales, antes los medios podían tergiversar todo, ahora no, la información es directa. Y éste es el cambio". |